La Calzada Romana de La Mesa, mas conocida por El Camin Real , es una via de comunicacion que, desde los tiempos del emperador Augusto, hasta principios del siglo XIX, unia la meseta castellana desde la villa de San Emiliano, capital de la Babia baja, hasta la Cabruñana y Grado, con un ramal que se desviaba hasta Teverga y otro a Tameza, desde cuya encrucijada tomaba la direccion de la costa bifurcandose mas tarde en dos: uno hacia San Esteban de Pravia y otro hacia Noega, la actual Gijon. La calzada bien delimitada durante todo su recorrido, deja de serlo a partir del pueblo de Dolia, en el concejo de Miranda, donde se ha aprovechado para trazar sobre ella una carretera asfaltada. La Calzada Romana tiene una longitud aproximada de unos cuarenta y cinco kilometros -entre los pueblos de Torrestio de Babia, en tierras del antiguo reino de Leon y Dolia de Miranda en el Principado de Asturias- que, de forma accidental, divide en dos partes la nueva carretera construida en el ultimo lustro, entre Teverga y Somiedo uniendo a los pueblos de Orderias y Villanueva de Valdecarzana por el alto del Puerto de San Lorenzo. Trazada por los romanos -segun los historiadores, aunque otras hipotesis consideran que podria remontarse a epocas prehistoricas, realizando solo los romanos obras de mejoramiento para poder utilizarla como una via de invasion militar- toma la direccion Norte-Sur con un suave desnivel desde el puerto de La Mesa, su cota mas alta que se aproxima a los 1.800 metros de altitud, hasta los 350 metros que alcanza en su parte final.
Al tratarse de una ruta cimera - construida con gran habilidad para evitar el descenso a los profundos valles, por laderas angostas, que imposibilitarian el trafico rodado de carros y diligencias -, las panoramicas que se abren a ambos lados de la calzada son de una gran belleza. Recoge a su paso este camino de herreria que recorre los municipios de San Emiliano, Somiedo, Teverga, Miranda y Grado varias singularidades sobre la identidad de la Asturias recondita donde aun permanecen vestigios etnicos, historicos, culturales y humanos dignos de rescatar, conservar y difundir.
Unos treinta kilometros de su recorrido, estan comprendidos en la Reserva Nacional de Caza y Parque Natural de Somiedo que es tanto como decir que toda la zona esta poblada por una fauna autoctona rica que se guarda en sus valles, pastizales y peñas, donde crecen multitud de plantas y flores que alegran la vista y perfuman el aire. Es facil, desde el comienzo, contemplar el vuelo placido de la cigüeña por tierras leonesas y una vez en La Mesa, hacer lo propio con los circulos que trazan en el cielo buitres, aguilas, milanos y sobre todo el alimoche, conocido por la zapiquera. Un vuelo de perdices, puede, en cualquier momento cruzar la Calzada y perderse valle abajo a velocidad vertiginosa, con el caracteristico ruido de su aleteo. Aunque se encuentre en los hayedos, a ambos lados de la Senda, mas difícil le sera al viajero ver y escuchar el abanico multicolor del urogallo y su requiebro amoroso en las madrugadas del mes de mayo. Los animales silvestres cruzan los dos flancos de las laderas, en cualquier direccion y en cualquier momento, notablemente con las primeras luces del alba y en el anochecer. Con un poco de paciencia podra observar corzos y venados, sobre todo en sus "berreas", momento del celo, en los meses de Junio y a principios del otoño. No resulta dificil verlos en Las Navariegas, Fonfria y Piedraxueves. En los lugares rocosos, Los Bigaros, Picos Albos y Peña Negra, puede verse, encaramada sobre los riscos, la gracil figura del rebeco.
A ultimas horas de la tarde, salen los jabalies en busca de comida cruzando la calzada por diferentes lugares. Son animales que emplean, al igual que los lobos, grandes recorridos en sus salidas nocturnas. Por el dia suelen guarecerse en lugares solanos, entre los helechos, retamos o bajo los acebos. El lobo es un animal frecuente en la zona, siendo muchos los desmanes que comete con la cabaña domestica de los campesinos. Es dificil verlo, pero no imposible. Sus huellas se dejan mostrar en los alrededores de fuentes y manantiales, en la propia Calzada, en epoca de lluvia y sobre la nieve. El oso junto con el urogallo, el tejon y la nutria, son las reliquias faunisticas que apenas quedan en la zona, lo que representa una cierta dificultad para que el viajero lo tenga al alcance de su objetivo fotografico. Bajando a los valles abundan los zorros, ardillas, ginetas, hurones y aves pequeñas que van desde la paloma torcaz, al zorzal pasando por tordos, petirrojos, verderones y pinzones. La fauna fluvial se limita a la trucha comun que se encuentra en los arroyos de Somoza y de Saliencia y en los lagos de Camayor.
Caza y pesca están terminantemente prohibidas y para acceder a algun permiso, el viajero debera informarse y acogerse a las normativas dictadas por la Consejeria de Medio Ambiente y por las medidas de Uso y Gestión del Parque Natural de Somiedo.
En cuanto a la flora, las especies varian toda vez que la altitud ofrece una gran influencia. En las laderas abundan las retamas, el brezo, el piorno y el gromo. Referente al arbolado, es de señalar que apenas existen arboles a lo largo del itinerario, notablemente en la primera parte de su recorrido. En las zonas boscosas de los valles, se encuentran hayas, abedules, arces y robles principalmente.
Hay varias brañas dignas de ver en todo el recorrido por el valle de Saliencia, destacando La Corra, al final, antes de entrar en Piedraxueves.
Adaptación de un fragmento de "La Calzada Romana de La Mesa" de Celso Peyroux, Cronista Oficial de Teverga y Miembro Correspondiente del Real Instituto de Estudios Asturianos. |